Cinco consejos para iluminar la cocina, el espacio multifuncional de la vivienda
Cinco consejos para iluminar la cocina, el espacio multifuncional de la vivienda

Las cocinas son el corazón del hogar, no solo sirven para la preparación de alimentos, sino que a menudo son el espacio donde nos reunimos con la familia y amigos, e incluso en el que trabajamos o estudiamos. Hay cocinas independientes y otras totalmente abiertas hacia el comedor. Las hay con abundante luz natural y otras que carecen de ella y precisan complementarse con luz artificial. Pero en todos los casos se manifiesta el estilo de vida y las preferencias estéticas de quienes la habitan.

Al tratarse de un espacio multifuncional, es imprescindible dotarlo de una buena iluminación. Conseguirlo no es tan fácil, por eso vamos a daros 5 consejos que os permitirán lograr una iluminación óptima, ajustada a las distintas actividades. También os ayudará leer nuestro artículo “Los tres tipos de iluminación lineal en el hogar”.

1. Conseguir uniformidad con la iluminación ambiente

En las cocinas, la iluminación general de ambiente suele ser la principal fuente de luz. Con ella se busca iluminar el ámbito de la manera más uniforme posible, alcanzando un nivel lumínico suficiente para orientarse y desarrollar las tareas generales. Las luminarias lineales os permitirán conseguirlo de diferentes formas.

. Luminarias lineales empotradas o en superficie. Resuelven la aportación general de luz y se suelen distribuir de manera uniforme en el techo.

. Luminarias lineales de suspensión de luz directa o directa/indirecta, centradas sobre las islas de la cocina o en el centro del espacio.

. Luminarias lineales sobre el mobiliario, proyectando luz indirecta hacia el techo. Si la altura del espacio y el diseño de la cocina lo permiten, ésta es una solución muy elegante y oculta a la visión directa. Es necesario usar potencias elevadas, hasta 28,8W/m y difusores opales circulares, para no manchar el techo.

Un consejo: mejor no iluminar solo desde el techo, ya que se podrían generar sombras en la superficie de trabajo donde se elabora la comida. Es necesario colocar luz encima del plano de trabajo.

2. Precisión y confort en la preparación de los alimentos, a través de la iluminación de tareas

Los lineales led resuelven a la perfección la iluminación de tareas en la cocina. Con sus diferentes tamaños y formatos, proporcionan soluciones ideales para cualquier de ellas, y permiten iluminar las superficies de trabajo de manera óptima.

El secreto para diseñar este tipo de iluminación es su correcta colocación y el control del deslumbramiento. Los lineales LED se pueden instalar de dos formas:

. Iluminación lineal colgante. Es un solución minimalista y moderna, que funciona tanto para islas como para encimeras. Se suelen colocar directamente encima de las superficies de trabajo. Para minimizar el deslumbramiento se recomienda no instalarlas a menos de 75cm de la superficie a iluminar. Alternativamente, se pueden usar accesorios antideslumbrantes o regular la potencia de la luminaria.

. Iluminación lineal para encimeras. Puede integrarse debajo de los muebles superiores, de las campanas extractoras o dentro de los armarios y en los laterales de las puertas de la despensa.

. Iluminación lineal integrada en mobiliario. Se recomienda colocarla dentro de los cajones y en el interior de armarios o despensas.

Un consejo más: no hay que olvidar que algunas encimeras están hechas con materiales muy brillantes, como el mármol o el acero. En estos casos, los LEDs lineales tienen que llevar siempre difusor y se debe estudiar especialmente su colocación y su integración en el mobiliario.

3. Más personalidad con la iluminación de acento

Como la sal en un guiso, la proporción adecuada de iluminación de acento dependerá de la personalidad de cada uno, así como del interiorismo. Este tipo de iluminación permite destacar detalles del espacio, de la decoración, y/o de las herramientas y/o alimentos expuestos. Genera profundidad y focos visuales.

Hay cocinas funcionales en las cuales la sola iluminación de tareas ya genera un acento visualmente interesante. Pero en cocinas abiertas, o donde se desarrolla parte de la actividad social de la casa, a menudo aparecen zonas de acento visual específicas. Destacamos algunas de ellas:

. Zócalos y perímetros luminosos. Destacan las islas o el mobiliario de cocina, separándolo ligeramente del suelo o de las paredes. Es importante dimensionar correctamente el detalle para permitir una buena emisión lumínica.

. Iluminación integrada en estanterías. La luz ambiente normalmente ya proporciona una iluminación general a las estanterías, pero hoy en día, gracias a las tiras de LEDs en miniatura es posible dar un protagonismo especial a los objetos expuestos. En este caso el detalle de integración lo es todo. Un LED colocado en posición frontal, trasera, superior o inferior, proporcionará un efecto totalmente diferente. La solución escogida dependerá del tipo de objetos a iluminar y del detalle del mobiliario.

Otro consejo más: si queremos destacar vasos, botellas u otros materiales translucidos, es recomendable jugar con el contraluz. Colocar el lineal en la parte trasera facilitará la integración en el mobiliario y aportará un toque lumínico inesperado.

4. Acertar la temperatura de color

Los factores que influyen en la elección de la temperatura de color son diferentes, pero destacan la aportación de luz natural, el tipo de iluminación y de espacio, la sensación que se desea transmitir, el estilo del interiorismo y las preferencias personales de los usuarios.

Hay tres gamas principales de temperaturas de color: blanco cálido (2700 K a 3000K), blanco neutro – frío (3500 K a 4100 K) y blanco muy frío – luz día (5000 K a 6500 K). Cuanto mayor sea la temperatura de color del LED, más azulada será la luz que emite; cuanto más baja sea la temperatura, más cálida será la luz.

Para la iluminación ambiental y de tarea en cocinas se opta a menudo por leds con una temperatura de color de 3500 K a 4100 K para asegurar que el suelo y las superficies de trabajo estén iluminados con una luz blanca neutra. Pero si queremos simular la luz natural, a veces se emplean tonos de luz mucho más fríos, alrededor de 5000-6500K. Por contrario, para aportar una sensación de intimidad se emplearían temperaturas de 2700 K a 3000 K.

Para la iluminación de acento a menudo se eligen temperaturas de 2700 K a 3000 K para destacar objetos y superficies con una luz más cálida. Pero también se puede usar la misma temperatura de la luz ambiente, y destacar los objetos a través de la intensidad de la luz.

En definitiva, no hay una regla única, sino que se debe valorar en cada caso. Pero ante la indecisión, ¡siempre se puede recurrir a las luminarias con cambio de temperatura de color de Lluria!

Un último consejo: los materiales en suelos y paredes y los acabados de la cocina afectarán la luz reflejada en el espacio. Vale la pena buscar un tono de luz que realce los materiales y colores existentes. En cocinas abiertas, hay que considerar también los acabados del salón comedor y el efecto general que se quiere proporcionar

5. Controlar las diferentes luminarias

Vistas las diferentes tipologías de cocinas existentes, tener la posibilidad de regular las luces aporta flexibilidad al espacio. Esto es especialmente importante en cocinas multiuso, ya que las necesidades lumínicas pueden variar enormemente. Para realizar las tareas de preparación de la comida será necesaria una luz intensa y difusa, mientras que, para el ambiente, la sobremesa y los momentos de conversación tras la comida, son recomendables luces más tenues. Algo fácil de conseguir si se instalan reguladores, un elemento que ayudará a personalizar la iluminación en cada situación y a mejorar nuestro bienestar.

¡Compartelo!

¡Compartelo!